Los hombres en el despacho y las mujeres en la mesa del salón: cómo el teletrabajo ha evidenciado la desigualdad

Además de severas consecuencias sanitarias, la pandemia del coronavirus está agravando otros problemas sociales como la brecha de género. Y es que las circunstancias en las que hemos tenido que vivir a lo largo del último año han contribuido a que las mujeres asuman más carga de trabajo y cuidados. Algo que se traduce, irremediablemente, en renunciar o ver muy mermadas sus aspiraciones laborales.

Así se extrae de una investigación sobre género y desempleo en el Reino Unido que está llevando a cabo Aliya Hamid Rao, socióloga de la London School of Economics. En una conversación con la periodista Anne Helen Petersen para la newsletter Culture Study, Rao recuerda cómo durante la pandemia se ha puesto en evidencia que el trabajo del hombre sigue siendo al que se otorga mayor prioridad. Una realidad que puede explicar la tendencia a dividir los espacios de la casa, cuando los dos miembros de la pareja teletrabajan, del siguiente modo: los lugares silenciosos, como despachos o habitaciones independientes, se reservan para los hombres y las zonas comunes como la cocina, el comedor o el salón para las mujeres.

Cuando el trabajo del hombre se considera más importante

En parejas heterosexuales, cuando las mujeres se quedan sin trabajo encontrar otro rápido no es visto como una necesidad apremiante. Algo que sí ocurre en el caso de los hombres. De esta forma, explica Rao “el tiempo de los hombres se protege para que puedan dedicarlo a la búsqueda de empleo, quedando exentos, en concreto, de realizar las tareas domésticas y el cuidado de los niños. Tareas que, por lo general, siguen recayendo de manera desproporcionada sobre sus mujeres”. Rao observó, además, que esto es así “incluso cuando las mujeres aportan la mitad o incluso más de los ingresos familiares”.

En un contexto como el actual, en el que el hogar se convierte en el epicentro de la jornada laboral, ¿cómo afecta que se le otorgue más peso al puesto del hombre? Rao señala que «el hogar no es un espacio neutral: está empapado de expectativas de género y de las obligaciones que los miembros de la familia tienen entre sí«. Y en ese sentido se pregunta: “Si se priorizan los puestos de trabajo de los hombres, ¿significa esto que obtendrán espacios dedicados a centrarse en el trabajo remunerado, potencialmente alejados del ruido de los niños, y las mujeres no?”

Durante esta investigación, llevada a cabo entre los meses de abril y mayo de 2020, el equipo del IFS entrevistó a 3.500 familias. Entrevistas que pusieron también en evidencia la desigualdad a la hora de abordar las tareas domésticas y el cuidado de los menores en este contexto. Una situación que hace que, a largo plazo, “las mujeres corran el riesgo de ver su desarrollo profesional dañado”. Entre otras cosas, el informe recoge que las mujeres con hijos a su cargo trabajan solo un tercio de su horario laboral sin ser interrumpidas y que emplean 1,7 horas más que los padres en las tareas domésticas.

Las madres de menores que teletrabajan: las que más estrés sufren

Estas continuas interrupciones, la carga mental, la multitarea constante hacen que sean las madres las que hayan sufrido mayores niveles de estrés durante la pandemia.

“Algunas sienten que están todo el día trabajando”, explican los responsables del estudio. “A menudo, tener flexibilidad de horarios se convierte en una demostración continua y un ejercicio de responsabilidad para con sus superiores. Muchas de ellas están trabajando a la vez que están cuidando, y eso es durante todo el día”.

Además de sufrir mayores niveles de estrés, las mujeres con personas a su cargo o que realizan trabajos esenciales también han sido las más expuestas a la enfermedad durante los primeros meses de la pandemia.

FUENTE: SMODA.ELPAIS.COM

INDEPENDENCIA JUDICIAL: DE LAS PALABRAS A LOS HECHOS

Magister José Manuel Arroyo Gutiérrez
Ex magistrado y Profesor Catedrático UCR
Con frecuencia oímos discursos, reflexiones, conferencias; o bien se organizan debates, seminarios y congresos; o se escriben artículos, tratados, listas de mandamientos, tesis de graduación y un sinnúmero de manifestaciones académicas en torno al tema de la independencia judicial. Todas esas palabras están bien. Pero no son suficientes. Hacen falta las actuaciones y los hechos.
​Lo cierto, digo yo después de una vida profesional dedicada a la función pública y a la carrera judicial, es que el juez independiente es aquél que, por vocación, por valores y por integridad personal decide serlo. Hay muchas tentaciones y amenazas ahí afuera. No hay protecciones legales, constitucionales ni materiales que puedan detener la debilidad o el oportunismo de quien, desde la privilegiada posición de la judicatura, decide traicionar la misión esencial o el rol social decisivo que le corresponde jugar.
​Las principales amenazas a la independencia judicial vienen de los otros poderes, los formales y los de facto. El poder de los políticos, los personajes influyentes social, económica o religiosamente; el poder de los superiores dentro de la estructura misma del Poder Judicial; y ni qué decir la poderosa influencia de los medios de comunicación que presionan en uno u otro sentido. Y de otra parte, están también los poderes informales o de facto, el de los delincuentes comunes, y los peores, los de la delincuencia de cuello blanco o las mafias del crimen organizado. Venderse es la tentación más frecuente y fácil en la cual caer. Y no se trata sólo de la manera más pedestre o vulgar recibiendo dinero a cambio de favores. Están las formas sutiles como archivar una denuncia, dejar que prescriba la causa, absolver al culpable, condenar al inocente. Hay gente tan vendida que el agente poderoso no necesita ni siquiera llamarla, insinuarle o hacerle el depósito bancario. Su servilismo olfatea, adivina, intuye lo que se espera de él (o ella).
​Una tentación peligrosísima es trazarse una carrera judicial ascendente dispuesto a pagar cualquier precio; llegar a la cima con una encomienda que cambie la jurisprudencia para servir a los señores que prestaron ayuda; meterse en el mundillo de las cámaras y reflectores para ganar protagonismo público (pasando información a ciertos periodistas para contar con “buena imagen” y favores), o ser capaces de la infamia y la calumnia en los procesos de nombramientos (“si no soy lo suficientemente virtuoso inventaré vicios inconfesables en mis contendientes”; “si tengo que olvidarme de los amigos de ayer, pues cultivaré nuevas amistades”).
​Pero ante todo, esto de ser juez o jueza, tiene que ser una auténtica vocación. He visto jóvenes profesionales, competentes y valiosos, que tiran la toalla a medio camino. El trabajo judicial siempre es complejo y excesivo; exige muchas renuncias, sacrificios y ciertamente a veces es riesgoso, si es que se quiere hacer como es debido. La vocación auténtica, en el caso de los profesionales del derecho en general y particularmente respecto de los funcionarios judiciales, radica en el valor Justicia. Ese valor se refiere no sólo a la justicia del caso concreto, sino al valor de Justicia Social. No puede haber un buen juez que no recienta la desigualdad, la inequidad o la discriminación de seres humanos en su acceso a los derechos fundamentales. Serían como sacerdotes sin fe en Dios o como médicos a los que no les importe la salud de sus congéneres. Por cierto, que los hay, los hay.
​La última frontera de esa vocación auténtica está cuando el buen juez, llevado por sus principios y su integridad moral, enfrenta la amenaza, la descalificación, y hasta la agresión o violencia contra su vida, sin hacer concesiones, sin traicionarse a sí mismo ni traicionar el juramento de actuar conforme a la ley y sólo la ley. Es ahí cuando recuperamos la esperanza.
​La valentía no es un adorno más, prendido a la toga. Es un requisito sin el cual no hay justicia que valga.
Sabanilla, 17 de febrero de 2021.

SINO SE CONSIDERA IGNORANTE, MEJOR NO LO LEA:

“Tu nivel más alto de ignorancia es cuando rechazas algo de lo cual no sabes nada”
Parece que a muchas personas no les gusta que le digan IGNORANTES, cuando se les pide que se informen y llenen de conocimiento.
Se convierte la IGNORANCIA, en una grave ofensa y no se reconoce el desconocimiento como tal.
Yo me reconozco IGNORANTE, en muchos de los temas que me he dedicado a estudiar y mas aun en aquellos sobre los cuales tengo un desconocimiento total y no me sonroja decirlo ni aceptarlo.
Wayne Dyer, define en esta frase a la ignorancia voluntaria, a la que deja fuera de los espacios de aprendizaje, a aquella que aparece como rechazo a decir no sé.
Muchas veces se pierden las oportunidades de reconocer, descubrir, asombrarse y disfrutar de conocimientos, lugares, comidas, roles, y miles de otras posibilidades por no abrirse a aprender.
El conocimiento propio como defensa contra el mundo, la rigidez de pensamiento, el aferrarse a lo que siempre se hizo asi, son trampas que parecen cómodas y sin embargo son jaulas que separan de la libertad de pensamiento, a las elecciones libres, a lo novedoso.
Decir “no se” es reconocer la ignorancia desde el mejor lugar. No implica mostrarse vulnerable, incompleto o ineficiente. Los aprendizajes no tienen porqué terminar.
Y disfrutarlos desde el ser aprendiz eterno es hacer especial el universo como lugar para vivir. LO SIENTO, PERO SI USTED SE SIENTE OFENDIDO, PORQUE SE LE DIGA IGNORANTE, SIGA EN ELLO, A MI SI ME INTERESA APRENDER Y LLENARME DE CONOCIMIENTO.

¿Es la cárcel solo para los pobres en América Latina?

En distintos sectores de la población está extendida la idea de que los ricos rara vez son encarcelados. Casos de corrupción o desfalcos suelen ser saldados con multas.

“¡Cinco años de cárcel por robarse una gallina!”, dice un titular de la revista colombiana Semana de septiembre de 2014. “Caso Penta: paga multa y logra acuerdo”, dice el sitio web T13.cl de agosto de 2019. El primer relato se refiere a dos hermanos que comieron gallina y se fueron del restaurante sin pagar la cuenta. El segundo, a uno de los protagonistas de uno de los fraudes al fisco más sonados de los últimos años en Chile. Los dos primeros eran personas humildes. El otro, un empresario conocido, con influencias y contactos.

El desigual acceso a la justicia y la sensación de que hay sentencias suaves para los ricos y duras para los pobres, además de una aparente mano blanda contra funcionarios corruptos, fueron elementos que gravitaron en los recientes estallidos sociales latinoamericanos. Noticias similares a las que citamos al comienzo se encuentran por doquier, y no hay que hurgar mucho para encontrar casos emblemáticos, como el de Bastián Arriagada, joven de 22 años que estaba preso en Chile por vender discos pirateados cuando se produjo un incendio de la cárcel de San Miguel. Murió calcinado junto a otros 80 reos en 2010.

“Obviamente este fenómeno se repite muchísimo en la región, y si bien la idea de que los ricos pagan multas y los pobres van a la cárcel puede ser polémica, tiene razones y causas objetivas. Hay varios factores que lo explican”, dice a DW Marie-Christine Fuchs, jefa del Programa de Estado de Derecho para América Latina de la fundación alemana Konrad Adenauer (KAS). “Uno de esos factores son los estereotipos, es decir, pensar que un pobre migrante es automáticamente un delincuente, como ocurre en Chile con los mapuches. Ese tipo de prejuicios se percibe también en el trabajo de la Policía y la Fiscalía”, explica.

“Otro factor son las condiciones gravísimas de las cárceles. A ellas efectivamente llegan los más pobres, y hay muchos estudios sobre esto. Los delitos más catalogados son robos, hurtos u otros relacionados con drogas. Las personas salen de las cárceles en peores condiciones, porque faltan programas de reinserción. Y bueno, obviamente hay una amplia tasa de impunidad en todo lo que se llama delitos de cuello y corbata, como en Chile es el caso Penta”.

Hay avances, pero…

“Uno de ellos tiene que ver con una sensación de impotencia frente a la falta de igualdad ante la ley, especialmente con la aplicación de esta para los más pobres, mientras la élite se cree y se siente en un lugar de privilegio que le permite evadir la ley y protegerse”. Y agrega que “no es solo un problema sistémico de la justicia chilena, sino algo más profundo, es una sensación de una élite que se autoprotege en sus privilegios y riquezas”.

Pero hay otros condicionantes, pondera Fuchs. “Por ejemplo, políticos involucrados en actos de corrupción acceden a los mejores abogados, que siempre van a encontrar recursos legales para que el proceso nunca acabe”, explica. Si bien la experta alemana reconoce que ha habido avances, y que las defensorías públicas o del pueblo suelen contar con buenos especialistas, “se trata de instituciones que no siempre funcionan con muchos recursos y que obviamente no van a tener tiempo para defender todos los casos”.

Nuevas brechas en el horizonte

“El gran problema general de la ley en Latinoamérica es que hay una brecha gigante entre la norma y la realidad. Hay constituciones gigantes con derechos sociales y políticos, pero no siempre se cumplen”, dice Fuchs. También estima necesario que los pequeños delitos no se paguen con cárcel, sino con penas alternativas. Y pone sobre la mesa algo que ocurre en El Salvador que ella considera “terrible”: “Hay muchas mujeres en la cárcel porque se las acusa de haber intentado un aborto. Si una mujer pobre pierde a su hijo y no puede probar que no fue un aborto y no tiene dinero para un abogado que la defienda, puede ser que la metan en la cárcel. Es otro ejemplo gravísimo donde hay una política criminal ajena a la realidad de Latinoamérica, que debería cambiarse urgentemente”.

especialmente porque en muchos casos “la respuesta a los delitos sigue siendo muy antigua”

Pensemos en delitos como los informáticos, acceso a información privilegiada, colusiones, legislación antimonopolio o anticorrupción”, todos ellos elementos modernos que “no han sido fáciles de perseguir por su complejidad”.

Fuchs, en tanto, ve otra fuente de desigualdad en la pandemia del coronavirus. “Así como muchos de nosotros estamos trabajando desde casa, la Justicia también está operando a través de internet. Por eso, el acceso a ella dependerá cada vez más de tener un buen acceso a la red. Y si no ponemos atención a eso, teniendo en cuenta que hay 77 millones de personas en América Latina y el Caribe sin conexión a Internet, se gestará una nueva brecha y la desigualdad crecerá aún más”.

FUENTE: DW.com

SEMINARIO ASPECTOS PRÁCTICOS DE LA PRUEBA

Una charla sobre aspectos prácticos de la prueba con extraordinarios charlistas, son herramientas que servirán para el día a día en el desarrollo de la profesión sea que esté en el sector privado o publico.
Días de evento
Lunes 15 de Febrero 2021
Martes 16 de Febrero 2021
Miércoles 17 de Febrero 2021
HORA: 5:30 p.m. a 8:00 PM
Costo:
C 5,000.00 PARA ASOCIADOS
C20,000.00 NO ASOCIADOS
CUPOS LIMITADOS
Incluye certificado de participación
Inscríbase en el siguiente link:
Luego de la inscripción, recibirá un correo electrónico de confirmación con información para unirse al seminario web.
Realice su depósito en las siguientes cuentas.
BAC CREDOMATIC:
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IBAN: CR72010200009404025551
BANCO NACIONAL:
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IBAN: CR12015120310010000837
SINPE MÓVIL: 8881-4921
Asociación Internacional de Profesionales de Derecho C.R.
Cédula Jurídica: 3-002-779448
Si gusta asociarse o referir a alguien para asociarse puede hacerlo mediante el link:
Recuerde nuestro número de servicio al cliente y asociados es 8881-4921, cualquier duda con todo gusto.
CHARLISTAS:
Jorge Olaso Álvarez
David Lara Torres
Paola Gutiérrez Mora
Mario Naranjo Luna
María Celeste Jiménez Riveros
Alberto García Cháves
Carlos Picado Vargas
Shirley Víquez Vargas
DISCLAIMER: Las opiniones y criterios vertidos en esta charla, taller, seminario o congreso son de exclusiva responsabilidad de quienes las emiten y no representan necesariamente el pensamiento o posición de nuestra organización.
FUENTE: AIPDCR

¡Feliz Día Internacional del Abogado!

Hoy en el día internacional de los abogados y Abogadas, recuerdo este hermoso texto, autoria de nuestra colega y amiga Male Capetillo Cabrera.
Ser abogad@ Estudiar derecho es fácil. Lo difícil es…
Lo difícil es ejercerlo. No hay rama que no te sacuda un día, y viene a ser el día que menos lo esperabas. Nunca vas a estar preparada para ver cómo el dragón de la legalidad despedaza la justicia con sus dientes afilados.
Nadie me dijo nunca que una niña de 6 años me iba a tomar la mano mientras identificaba a su violador, e iba a pedirme que la acompañara a todas sus diligencias, desde su declaración hasta su prueba en ginecología… Ni nada me prepararía para cuando me dijo que su tía le decía que estaba destruyendo a su familia al señalar a su esposo como su agresor.
Nada me preparó para que una vez al firmar un testamento, el testador me dijera: “No lo firmo. Cámbieme todo lo que dice. Mi hijo lo redactó. Me amenaza que si no firmo me deja sin comer”. Su rostro desde la silla de ruedas me desgarró el alma, ahí entendí por qué mi exjefa siempre pedía que los testamentos se firmen A SOLAS sin ningún familiar disfrazando alas de buitre con sonrisa de buen samaritano.
Mucho menos te prepara la vida para decirle a una mujer que su marido murió , ni sabes si debes abrazar a una mujer recién golpeada que tiembla como una hoja en un Ministerio Público lleno de gente que observa su rostro destrozado a la luz de los flashes.
Nada te prepara para el derecho, para decirle a tu cliente que sus escrituras son falsas y que le han timado su dinero.
Nada te prepara para decirle a una madre que su hijo murió a manos de un amigo, y ver comadres de toda la vida ser separadas por un rayo.
Nada te prepara para llegar con tus camiones a un desalojo y ver niños que te miran cargando sus juguetes con un rostro de reproche.
Nada te prepara para que alguien se derrumbe en tus brazos de dolor.
Para contener al padre de un menor violado de volverse un asesino.
Para contener al padre de un menor violado de volverse un asesino.
Para separar a una familia.
Nada te prepara para mirarte a los ojos con la muerte.
Nada te prepara en la universidad para contar las puñaladas a un cadáver pequeño.
Para responder preguntas como ¿por qué a mí?… Para lidiar con el dolor, con la impunidad.
Nada te prepara para ser el blanco de reproches infundados.
Para los golpes, los gargajos.
Para las mentadas de madre en plena audiencia y los madrazos ejidales.
Nada te prepara para que una mujer con el brazo roto y la quijada descuadrada firme el perdón a tu contrario.
Para la gente que no quiere saber nada más de un homicidio.
Nada te prepara para entrar al foso de demonios que rodean el mundo del derecho.
Es bajar a los círculos del infierno sujetándose el propio corazón para no perderse y salirse del camino.
Es avanzar a paso lento conservando el miedo porque ello te recuerda quien eres.
Porque nada te prepara para ver familias disputándose herencias cuando el padre aun agoniza lleno de tubos y nadie quiere vender nada para pagar el hospital porque “es su herencia”.
Hay momentos muy contados dónde tú eres quien arroja estrellas al cielo, esos momentos por ejemplo cuando un menor corre a los brazos de su madre que no lo ha visto en tanto tiempo y sabes que, ahí, ahí es donde le corresponde estar.
Momentos cuando un padre tiene en las manos sus derechos de visita a sus hijos a pesar de no quererlo su ex mujer, y ves en los niños la felicidad de estar con su papá… Sabiendo que tú lo hiciste posible.
Cuando alguien cobra su pensión.
Cuando alguien recupera su casa.
Cuando las puertas del penal se abren y la familia vuelve a estar completa.
Cuando la reja de una celda se cierra y una mujer respira porque podrá dormir en paz.
Cuando un padre firma el testamento dividiendo entre sus hijos lo poco o mucho que le dio la vida.
Cuando un matrimonio deja de existir.
Cuando un matrimonio va a empezar.
Cuando un trabajador se aprovecha de tu confianza.
Cuando un patrón explota su posición.
Cuando todo se viene encima… Ahí estás.
Nada podría haberme preparado para “no tengo como pagarle licenciado pero mi hijo esta detenido”. Para el “quiero consignar 200 pesos de pensión por mis 4 hijos”… Para “¿Cuánto quiere por dejar el caso le doy el doble que mi contraparte?”
Nadie te prepara para cuando se te pasa un término que trasciende en lesionar a un representado, ni para que te acusen injustamente de vender información o de venderte al otro lado.
“Nadie sabe lo que cuesta hacer 3 hojitas” por las que estás cobrando. Ni para la traición, ni la corrupción, ni la difamación.
Nada te preparara para que en cada fiesta te digan que todos saben de leyes, que no eres médico para cobrar consultas. Que eres una lacra social y te confundan con los políticos.
Nadie te dará las gracias, nadie te pagará por gusto.
Nadie te va querer y tendrás que aprender a comprenderlo, pues nosotros como la muerte, anunciamos la presencia de la realidad en esta vida. Nuestra presencia le revela al hombre que no puede vivir sin reglas, que no sabe respetar personas distintas, que no ha aprendido a tolerar, a amar, a dar.
Somos los custodios de la armonía social.
Somos los responsables del orden, de defender al hombre de si mismo y a pesar de sí.
Somos las voces de las víctimas… El dedo acusador, la barrera del respeto, el límite del poder.
Somos los que giran las ruedas del destino y aun así nos mienten. Con las manos goteando sangre y aferradas al cuello de la víctima escuchamos un “yo no la maté” y se nos juzga. Porque le otorgamos defensa a un acusado, sin entender la sociedad que no es defender al culpable o proteger al inocente. Es evitar que cada uno de los ciudadanos se corrompa creyendo que al tomar la justicia en sus manos, matar a otro no lo hace asesino.
Es la función del abogado ponerse entre el ser humano y su lado más barbárico. Es protegerles de que la manzana podrida les pudra también.
Ser abogad@ es mirar el fondo del abismo y desde ahí… Meter sin miedo la mano para rescatar la luz de la oscuridad.
Y aun con eso… Elegiría mi carrera mil veces más.
Amo ser Abogado
Bello texto compartido por el jurista Adolfo Alvarado Belloso.
Me indican en un pots esto:
Hermoso texto de la jurista mexicana, escritora y amiga Male Capetillo Cabrera.

¡Paren todo! WhatsApp aclara dudas sobre el uso de tus datos y privacidad

La plataforma de mensajería instantánea está envuelta en ‘dimes y diretes’ debido a sus nuevas políticas y términos de uso.

Detente unos minutos, porque la plataforma del icono verde hizo algunas aclaraciones sobre su nueva política de condiciones y términos de uso, que entrará en vigor a partir del 8 de febrero de este año.

“Queremos dejar claro que la actualización de la política no afecta la privacidad de sus mensajes con amigos o familiares de ninguna manera. En cambio, esta actualización incluye cambios relacionados con la mensajería de una empresa en WhatsApp, que es opcional y brinda mayor transparencia sobre cómo recopilamos y usamos los datos”, señaló la firma en un comunicado.

*La app no puede ver tus mensajes privados ni escuchar tus llamadas… y esto se extiende a Facebook

El contenido que compartas solo quedará entre la persona (o gente de grupos) y tú, debido a que los mensajes están protegidos por el cifrado de extremo a extremo.

“Nunca debilitaremos esta seguridad y etiquetamos claramente cada chat para que conozcas nuestro compromiso”, aseveró la app.

*No se guardan los registros de a quién se está enviando el mensaje o llamando

WhatsApp consideró que mantener esa información es un riesgo para la privacidad y seguridad de los dos mil millones de usuarios.

*¿Saber tu ubicación? ¡Claro que no!

Aunque compartas tu localización con alguien a través de la plataforma, se protege igual que los mensajes es decir, con cifrado de extremo a extremo. Nadie, salvo la persona a la que la envías, conocerá la ubicación.

*Tus contactos no serán compartidos a Facebook

Cuando decides dar permiso, solo se accede a los números de teléfono para hacer más rápida y confiable la mensajería mas no se comparte con el resto de apps que ofrece Facebook.

*Los grupos fueron, son y serán privados

Con ello, precisó WhatsApp, se protege el servicio de spam y abuso.

“No compartimos esta información con Facebook con fines publicitarios. Nuevamente, estos chats privados están encriptados de extremo a extremo, por lo que no podemos ver su contenido”, expuso.

* Tus mensajes pueden desaparecer ‘como arte de magia’

Si quieres una mayor privacidad, tienes la opción de configurar tus textos para que se borren después de enviarlos.

*Si lo deseas, descarga tus datos

Ahí puedes ver qué información tiene WhatsApp sobre ti.

FUENTE: EL FINANCIERO

WHATSAPP, TELEGRAM o SIGNAL: EL DEBATE.

De entrada, conviene indicar lo siguiente: ¡sus datos cada vez han dejado de ser suyos en buena parte!
LA REALIDAD: Sí, aunque nos resulte difícil de asimilar la realidad es simple. Muchísimas de las tecnologías de identificación de IoT permiten vincular los perfiles de usuario, sin que sepamos el alcance y valor potencial de ellos, o el propósito para el que fueron creados. Recordemos cuando FB, patentó un algoritmo que permite decir cuánto dinero usted tiene a través de las fotografías que sube.
Ciertamente, tales riesgos socavan la protección real a favor del usuario; y comunicar esta incertidumbre o riesgo, sigue siendo un desafìo pendiente para la Industria, los Reguladores y el Usuario mismo.
El mejor ejemplo son las RRSS. Usted que probablemente está escandalizado por el cambio en la política de uso que implementó WhatsApp pero le pregunto: ¿ya leyó la política de uso de cómo FB, Instagram, Twitter o el proveedor de su cuenta de correo trata sus datos? Probablemente si lo hace, termine cerrando también sus cuentas en RRSS y correo ante la condicionalidad impuesta que tienen.
EL MITO DEL CONSENTIMIENTO: si la capacidad de los interesados para consentir libremente el tratamiento de sus datos, se ve diezmada por la poca comprensión respecto del alcance como consecuencia de la complejidad de las políticas de privacidad podríamos estar frente a un vicio en la voluntad misma. Sin embargo, mayor debate suscita la condicionalidad impuesta del consentimiento informado que se da en la práctica.
Esto es algo que, en mi experiencia realmente preocupa! La doctrina ha sido conteste en señalar que la titularidad de los datos corresponde a la persona y por tanto es ésta quien define cómo, cuándo y bajo qué formas se deben tratar sus datos; sin embargo, ¿sucede así en la realidad? ¿está el usuario en una real posición de poder de decidir cómo quiere que sean tratados sus datos? La realidad es que no! El consentimiento informado se ha convertido en un condición adhesiva que, en la relación de inferioridad que tiene el usuario frente al proveedor de un servicio, dificilmente lograrará identificar alguna condición que le parezca abusiva o riesgosa en el tratamiento de sus datos; por tanto, esta situación termina convirtiendose en una suerte de exclusión.
QUE PLATAFORMA USAR:
(1) Lo primero, sin importar la plataforma que sea, usted tiene la obligación de ser responsable en los datos que comparte, usted es el que decide que desea exponer y que no.
(2) Si su uso principal de whatsApp se centra en reenviar a sus 25 grupos (excompañeros del colegio, pensionados, Generación 80, los fiestemos, la cofradía, el petit comité, todos menos el jefe) contenido como: la oración del día, memes de todo tipo, chistes de cuanta naturaleza exista, cadenas en donde si lo rompes te llega la maldición gitana, y es un apasionado de los stickers jocosos le tengo la respuesta: Quédese en WhatsApp (que es bastante menos aburrido y “tieso” que las otras), y además frente a tanto contenido irrelevante no creo que haya mucho de qué preocuparse…
(3) Si usted utiliza las plataformas para chat empresariales, conversaciones donde hay intercambio de comunicaciones sensibles (información de clientes, consultas médico/paciente y similares) pues sería muy oportuno que valore la opción de Signal que ofrece niveles de cifrado end to end, encriptación de mensajes, y hasta vinculación entre términales.
Así las cosas, con esto lo que pretendo es que entendamos es que: Ni WhatsAppa es malo, ni Telegram o Signal son ángeles caídos del cielo. En el entorno digital en que estamos recurrente resulta cambios en políticas de uso que les permitan a los desarrolladores monetizar la información eso ha sido siempre así ¿o acaso se nos olvida que existen burós de crédito?
Lo que tenemos que hacer es saber qué plataforma utilizar según el contenido que estemos compartiendo en un determinado momento.
Yo por lo pronto seguiré igual que desde el año pasado en donde utilizo las 3 plataformas simultáneamente.

LA JUSTICIA DE LOS BUENOS Y MALOS JUECES

Mi crítica a la Justicia corresponde a que habrá una justicia mala si sus jueces no son capaces de llevar su despacho con celeridad, conocimiento y entrega, y será buena si sus jueces son valientes y capaces.
En la historia del Derecho procesal hay un caso (loable para Cappelletti y criticable para Alvarado Velloso) con el Ministro de Justicia de Austria, Franz Kleim, cuando entró a regir el mejor código procesal civil del mundo, basado en la oralidad, en 1885. Con la promulgación procedió a despedir a todos los jueces del viejo sistema escrito, argumentando el peligro de los viejos de destruir el sistema y volver a la escritura considerada como atrasada, lenta e injusta.
La mayor prueba de esta creencia radica en la creación de jurisdicciones con leyes nuevas, todo el apoyo económico y estratégico del Poder Judicial, pero los jueces malos (en el sentido de malformados o temerosos) malogran ese nuevo sistema judicial. Y, por el contrario, hay sistemas buenos porque tienen jueces buenos, esforzados, entregados al Poder Judicial, estudiosos, valientes admitiendo acercarse a los abogados y justiciables. Valientes dispuestos a contradecir los criterios de Derecho sustantivo del superior (porque es absurdo oponerse a los criterios procesales porque siempre perderá), con una adecuada valoración de las pruebas y con criterios jurídicos bien elaborados.
Hay un buen porcentaje de jueces despreocupados de la celeridad, en búsqueda de nulidades y de atrasar por cualquier modo el proceso. Estos constituyen una verdadera corriente negativa de pensamiento, identificable en nuestro Sistema Judicial, conformado por gente temerosa, creyentes de “cuidarse ellos mismos sus espaldas”, dándole la misma velocidad a todos los procesos (porque en unos se puede y en otros no), enloquecidos por el “qué pensará la gente” si les imprimen rapidez a los procesos: “la gente va a creer que se está beneficiando a una parte”, “o ´peor aún “tengo interés económico en el caso”.
Llegan el Juzgado sin criterios de política de despacho, creyendo en la igualdad de todos, eso es un grave error pues los casos son desiguales: unos deben recibir un tratamiento inmediato y otros pueden esperar. El Despacho debería ser considerado como un Hospital, como una parte para emergencias y otra para atención y consultas.
Por eso tampoco atienden abogados, y mucho menos las partes, alegando prohibiciones mal entendidas.
La Justicia buena es la impartida por jueces con criterios de celeridad en su despacho. Dándole urgencia a algunos actos sobre otros. Por ejemplo estudiar la demanda para prevenir correcciones y hasta para declarar su inadmisibilidad antes de darle traslado a la demanda, ordenar medidas cautelares, resolver inmediatamente la defensa previa de incompetencia, y demás (previa audiencia a la contraria) las defensas previas.
Es buena la justicia cuando el Juzgador es el líder del Despacho y de su debida conducción; es mala cuando delega todo a quienes carecen de suficientes elementos jurídicos.
Es buena si entre la prueba y la sentencia hay identidad física del Juzgador, porque si es él mismo quien recibe directamente las pruebas dictará un fallo de superior calidad de quien no tiene vínculo con la sentencia.
Los buenos jueces tienen, con experiencia, no temen hablar libremente con abogados y especialmente con las partes (seres humanos) escuchándolas para descubrir la verdad, y para superar los equivocados criterios de aislar al Juez del mundo y la realidad, porque abogados y justiciables en gran medida requieren ser escuchados.
En el Poder Judicial hay Jueces excelentes, dedicados a su trabajo, cuyas sentencias se respetan incluso por el abogado perdidoso si se han fracasado como consecuencia del estudio y la profundidad de conocimiento, lógica, olfato, bien documentados con doctrina y jurisprudencia.
Pero no puede ocultarse la existencia de jueces, comenzando quizá como extraordinarios, o haciendo carrera sin la presentación de exámenes, cuyo conocimiento no alcanza para redactar una sentencia.
A su falta de estudio corresponde un proceso de mayor duración porque si el superior le anula el fallo el juicio prácticamente durará el doble con perjuicio económico para abogado y cliente.
Los jueces malos no saben nada ni se preocupan de la organización y conducción de un Despacho: ello conduce a la toma del poder de los subalternos, y pronto el juez estará conducido por sus dependientes.
La justicia de malos jueces se identifica porque ellos carecen de lógica, de criterios para la valoración de las pruebas, de conocimientos generales del proceso y del Derecho, y son ellos quienes le hacen mala fama a la justicia.
Aun cuando hay muchos empleados del Poder Judicial, graduados como abogados, ello no implica un conocimiento como para ser jueces, y a veces “ese derecho de silla” les permite ir y venir por el país sustituyendo titulares (llamados interinos de nombramiento del Concejo Superior como buenos técnicos o manifestadores: otrora escribientes o asistentes) sin experiencia para ser jueces ni capacidad para superar exámenes para esos cargos, porque no nacieron ni tienen los merecimientos de un buen Juez: única solución a los problemas de la justicia.
¿El buen Juez nace o se hace? Seguramente se hace siendo buen estudiante en la Universidad. Porque la Licenciatura no es punto de llegada sino punto de partida. Ahí comienzan las decisiones fundamentales. Y el jurista no puede ser especialista en algo e ignorante en todo: un Magistrado ya difunto me decía (a mi criterio equivocadísimo) “yo sé de penal y procesal penal: de lo demás no me interesa” ¿Cómo resolvería una usurpación si no sabe qué es la posesión, los elementos de violencia, amenazas, engaño, no comprende la distinción entre propiedad y posesión? Esa visión no es de jurista, menos de un buen juez, menos para llegar a tan alto cargo, y no se sonroja siquiera cuando capacita a los jueces, o participó en la redacción del Código Procesal Penal.
Con esos bueyes se debe jalar la carreta de la Justicia!!!
Copiado del Muro de Ricardo Zeledón Zeledón